Y vino Yamina y su tropa!
Los planes estaban hechos, 2 semanas en Venezuela, una en la selva otra en la playa… se vislumbraba como las vacaciones ideales, regresando de esas vacaciones comenzaría mi pasantía para tesis de grado y había que disfrutar al máximo!
Pues nada aquí en Puerto Ordaz, hicimos el típico recorrido de todos los visitantes a la zona, como si nunca lo hubiéramos visto y año tras año es igual, una vez maletas en casa, distribuidos los souvenirs enrumbamos al Parque Cachamay y el Zoo, mientras mi abuelo buscaba como loco lengua en salsa para complacer el antojo de mi hermana para el almuerzo. En casa quedaron Rocío, la beba que tenía unos meses y mamá; ellas no son muy fanáticas de ir a los parques nacionales de la zona.
La semana paso relativamente rápido, gracias a la ayuda de mi cuñado que se encargo de pasear a mi sobrina mayor y su amiga en las noches y todo estaba como que ligero, a excepción de que Yami, cada vez que viene hace una lista (eternamente igual desde que tengo uso de razón, lengua en salsa, sopa de buzco, sancocho de mondongo) de lo cual solo prueba un bocado y suficiente… cabe destacar que mis 2 hermanas comen lo necesario para mantener energías, o sea que no comen!
Y llego el sábado, todos al aeropuerto, la maleta de los trajes, el saquito de viaje, el cuadro con su marquito, la redonda sombrerera y el pequeño baulito multiplicado por 8… Tali, Rocío, la beba María Victoria, José (ahora mi ex esposo) se quedaron como con alivio en el rostro despidiéndonos mientras yo sentía como si el maletero lo llevara en la espalda, tenía un extraño presentimiento que no todo iba a ser tan light como parecía!
Bitácora día 1: llegada, distribución, cena. Sin novedad!

Bitácora día 3: desayuno, nuevo destino Playa Caribe! Las chicas conocieron la noche anterior a unos chicos en la disco y les dijeron que estarían allí el día siguiente, pues a las 10 am estábamos en la playa. Por alguna razón (creo que Dios se condolió de mi estrés) se insolaron José y Carla, solo quedaba vigilar a James que era controlable con un buen flotador. Entre tanto las adolescentes se antojan de usar motos de agua, una vez dadas las instrucciones, límites, tarifas pagadas, flotadores ajustados y demás arrancaron sus motos y fueron mar adentro mientras desde la orilla yo toreaba al niño y si noté que mi hermana y mama hablaban mucho con un extraño hippie de esos que venden artesanías y ostras. Pasaba el tiempo y el hombre que rentaba las motos de agua se acerca a decirme que las muchachas se les acabo el tiempo hace rato y que no hacen caso a los llamados, que quizás por la barrera idiomática no entendían, me vi en la obligación de tomar una moto e ir a buscarlas, en la mitad de la nada, cada vez que le daba al acelerador se hacía más oscura el agua debajo de mí y mis peores miedos afloraron, comencé a llorar en la mitad de un mar azul marino sin soltar el acelerador en dirección a las niñas que estaban muy instaladas en el sitio más remoto cerca de una piedra gigante que simula un islote. No sé qué les dije ni que idioma use, pero mi cara debe haberles dicho “vuelvan” y en efecto así fue, dimos media vuelta y tratando yo de no ver debajo de mis pies hasta casi la playa cuando el azul se aclaraba cada vez más y me volvía el alma al cuerpo. Hasta llegar a la playa. Una vez rescatado un cuarto de la tropa, despache al vendedor de ostras de frente a mi hermana, y pague once docenas de ostras… numero que me extraño conociendo el tamaño del estomago de mi hermana, pero no pensaba discutirlo porque para refutarme estaba lista mi mama con todas las conchas de todas las ostras comidas por Yamina. Quería salir lo más rápido posible de allí. Al llegar al hotel rompimos filas, ancianas mujeres y niños cansados, pero las chicas querían trenzas trinitarias en sus cabellos!!! Donde más? Av. Santiago Mariño, prácticamente al salir del hotel, baje con ellas, las deje en manos de la tejedora que por años me las había hecho y fui por comida para el resto de los cansados. De regreso ya con las cabezas trenzadas y contentas recorrimos los hippies de la zona a buscar cueritos y demás souvenirs y regresamos a dormir.
Bitácora día 4: nadie quería ver la luz del sol, recorrimos todos los Centros Comerciales y comercios con aire acondicionado que nos permitiera respirar unos 22 grados al menos, se hicieron las respectivas compras, descansamos y en la noche pues, las chicas querían ir a otra disco! Pues nada Señor Frog’s, que mejor, así salíamos de comidas y todo lo demás, lo que yo ignoraba es que a mis espaldas las adolescentes tenían planeado encontrarse con los chicos conocidos 2 días atrás y que habían estado en contacto con ellos. Una vez en el sitio bailamos sobre las mesas, brincamos, reímos, y desaparecieron las niñas!!! Por supuesto tenía YO que ir a buscarlas porque mi hermana se sentía un ‘poquito’ mal! Las encontré en el piso de arriba muy bailando de lo mas chévere y nosotras casi infartadas, casi por los moños las sacamos de allí ya de madrugada.
Bitácora día 5: Yamina no puede pararse de la cama, los niños con hambre, mama angustiada, las adolescentes con cara de funeral del fastidio que no podía con ellas… pues nada bajo a preguntar en la recepción por una clínica cercana para llevar a mi hermana porque su color no era color, era como tipo chicharrón echándose a perder, y la llevo. Diagnostico: intoxicación y deshidratación por gastritis debido a la ingesta excesiva de mariscos y limón que le destruyo la flora intestinal, unas horitas con suero, protector gástrico y regresamos al hotel, al llegar el recepcionista me informa de una cuenta nueva, fuera del prepago que habíamos hecho por la estadía y eran llamadas telefónicas, pero la cosa no era normal, eran muchísimas llamadas a celulares, hechas en esos 2 días desde Mi habitación! Conclusión: mi sobrina y su amiga llamando a sus amigos! La cuenta en realidad era grosera y escandalosa, pero nada bloqueamos el uso del teléfono y pagamos sin chistar porque sabíamos el origen y por las caras de los vacacionistas de ese día, no nos íbamos a arriesgar a un lio más. ¡Esa noche colapse!. Baje a llamar de un teléfono público que estaba en la recepción para que ni mama ni Yami escucharan, llame a mi esposo y a mi otra hermana y llore, mucho, muchísimo, estaba al borde, mi mama tratando de hacer de niñera de 3 carajitos insolados de los cuales 2 no entendían ni papa de lo que ella decía, mi hermana intoxicada, deshidratada y con gastritis y todo lo que eso conlleva, 2 quinceañeras que querían matarme por no sacarlas del hotel en todo el día! En fin, nada fue horrible pero nada comparado con lo que venía… subí a mi habitación, las 3 en fachas de dormir, conversamos un ratito y a dormir todo el mundo. Bueno, eso era lo que yo pensaba…
Bitácora día 6: despertamos todos, más tranquilos, ese día había una calma tensa, como si nuestros relojes biológicos se hubieran cronometrado, bajamos a desayunar como los días anteriores, con la diferencia que no eran los niños los que no estaban listos, sino que nos faltaba gente, yo había dejado a Paula y Nicole despertándose y quedamos en encontrarnos en el restaurant. Pero con la pesadez del día anterior casi apenas cruce palabras con ellas. Terminamos de desayunar, las muchachas no bajaban y en mi rol de guía turística y maestro de ceremonia me toco subir a buscarlas, cual no es mi sorpresa cuando veo que Paula, tiene deshechas las trenzas e insistentemente se cubría las orejas (¿?) pregunto y se mete al baño y Nicole me cuenta la novela de la noche anterior: las niñas se me escaparon!!! Caminaron a la mitad de la noche por la Av. Santiago Mariño, buscando a unos hippies que les perforaran las orejas, Nicole se hizo un par de huecos mas, pero mi sobrina se hizo 5 en una sola oreja! Y 3 en la otra!, después entre mi furia, mis gritos y los gimoteos de las muchachas termine entendiendo que no les alcanzo el dinero, y fueron al hotel por mas, los hippies las acompañaron, ellas le pagaron y ellos las invitaron a una “fiesta” a la cual accedieron ir, porque según era cerca y podían llegar caminando, con el favor que los hombres las iban a escoltar de regreso. La cosa es que mi sobrina dijo SI, la otra dijo que NO, al final, se fueron, pero Nicole estaba como en Hanzel y Gretel, buscando puntos de referencia para regresarse lo antes posible… según me contaron llegaron a casa de los tipos donde se encontraron con un montón mas de hippies tatuados y malolientes y ahí si se asustaron las 2, según sus palabras salieron corriendo de allí... hasta hoy ignoro el sitio y como pudieron llegaron al hotel. Entraron a nuestra habitacion con sigilo casi al amanecer justo cuando yo me estaba despertando…Ahora bien, ¿Cómo le explicaba esto yo a mi hermana? Bueno, por la verdad murió Cristo, pues se lo conté tal cual, los gritos se escucharon hasta en La Orchila, las orejas de mi sobrina aterraban, la vida de las 2 corrió peligro… en fin tantas cosas! sin embargo por ser el ultimo día no hubo más drama del necesario porque había que empacar (GRACIAS A DIOS)
Bitácora día 7: super temprano del hotel al aeropuerto, en el carro solo se escuchaba un tape en el que yo tenía grabada una canción que hasta ahora me encanta: Confesión de King Chango, una y otra vez desde Porlamar hasta el Aeropuerto, bajamos las maletas, ellos tomaron rumbo hacia el internacional; Mama, José Alejandro y Yo, hacia el nacional, los abrazos, besos y te extraños de rigor y el alivio más grande de mi vida!
Moraleja: Adolescentes? Niños? Les tengo paciencia mientras sean familia mía (y solo hay 5) de los cuales 2 ya superan los 18… aun no me explico como las madres no se los comen vivos??? Yo era terrible pero así jamás…. Verdad mamiiiiii? Ah y así fue como me convertí en la tía favorita… no me enrollo por nada, pero lo que no saben ellos es que soy asi porque no son hijos míos y tienen la suerte de tenerme como tía!
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